miércoles, 12 de enero de 2011
¿Por qué la gente en el Génesis vivió vidas tan largas?
El porqué la gente en los primeros capítulos del Génesis vivía vidas tan largas es algo misterioso. Hay muchas teorías hechas por eruditos y científicos. La genealogía en Génesis 5 registra la línea de los buenos descendientes de Adán – la línea que eventualmente produciría al Mesías. Posiblemente Dios bendijo especialmente esta línea con una larga vida como resultado de su bondad y obediencia. Mientras que esto es una posible explicación, la Biblia en ningún lugar limita la duración de la vida a individuos mencionados en el Génesis capítulo 5. Además de Enoc, Génesis 5 no identifica a ninguno de los individuos como hombres especialmente buenos. Más bien parece que en ese tiempo todos vivían varios cientos de años. Hubieron muchos factores que probablemente contribuyeron a esto. Génesis 1:6-7 menciona que había “aguas sobre la expansión”, una “bóveda” de agua que rodeaba la tierra. Tal “bóveda de agua” pudo haber creado un efecto de “invernadero” sobre la tierra entera, y habría bloqueado mucha de la radiación que ahora azota la tierra. Esto habría resultado en unas condiciones ideales de vida sobre la tierra. Esto parece ser así, considerando lo rapidez con que la duración de la vida se acortó a partir del Diluvio. Génesis 7:11 indica que, en el Diluvio, la “bóveda de agua” fue vertida sobre la tierra, terminando las condiciones ideales de vida. Comparar las edades antes del Diluvio (Génesis 5:1-32) con las edades después del Diluvio (Génesis 11:10-32). Inmediatamente después del Diluvio, las edades decrecieron dramáticamente. Otro factor a considerar es que en las pocas primeras generaciones después de la creación, el código genético humano aún no había desarrollado muchos defectos. Adán y Eva fueron creados perfectos. Seguramente eran altamente resistentes a padecimientos y enfermedades. Sus descendientes debían haber heredado estas ventajas, aunque en menor grado. Sin embargo, a través del tiempo y como resultado del pecado, el código genético humano se volvió progresivamente corrupto y los seres humanos se volvieron más y más susceptibles a la muerte y la enfermedad. Esto habría resultado en una drástica reducción de la duración de la vida.
martes, 11 de enero de 2011
¿En dónde estaba Jesús los tres días entre Su muerte y resurrección?
1ª Pedro 3:18-19 declara, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.”
La frase, “en Espíritu”, en el versículo 18 tiene exactamente la misma estructura de la frase, “en la carne”. De manera que, parece mejor relacionar la palabra “espíritu” a la misma esfera de la palabra “carne”. La carne y el espíritu son la carne y el espíritu de Cristo. Las palabras “pero vivificado en espíritu”, apuntan al hecho de que al llevar Cristo el pecado y la muerte, produjo la separación de Su espíritu humano, del Padre (Mateo 27:46). El contraste es entre la carne y el espíritu, como Mateo 27:41 y Romanos 1:3-4, y no entre la carne de Cristo y el Espíritu Santo. Cuando se completó la expiación de Cristo por el pecado, Su espíritu reanudó el compañerismo que había sido quebrantado.
Primera de Pedro 3:18-22 describe un vínculo necesario entre el sufrimiento de Cristo (versículo 18) y Su glorificación (versículo 22). Solamente Pedro da información específica acerca de lo que sucedió entre estos dos eventos. La palabra “predicó” en el versículo 19 no es la palabra usual para describir la predicación del evangelio en el Nuevo Testamento. Ésta literalmente significa anunciar un mensaje. Jesús sufrió y murió en la cruz, Su cuerpo fue llevado a la muerte, y Su espíritu murió cuando fue hecho pecado. Pero Su espíritu fue vivificado y lo rindió al Padre. De acuerdo con Pedro, en algún momento entre Su muerte y Su resurrección, Jesús hizo una proclamación especial a “los espíritus encarcelados”.
Para comenzar, Pedro se refería a la gente como “personas” y no “espíritus” (3:20). En el Nuevo Testamento, la palabra “espíritus” es utilizada para describir ángeles o demonios, no seres humanos; y el versículo 22 parece corroborar este significado. Además, en ningún lugar de la Biblia se nos dice que Jesús visitó el infierno. Hechos 2:31 dice que El fue al “Hades” (Versión Reina Valera), pero el “Hades” no es el infierno. En el original del griego, la palabra “Hades” se refiere a la esfera de la muerte, un lugar temporal en donde ellos esperan la resurrección. Apocalipsis 20:11-15 en las versiones de habla inglesa NASB y la Nueva Versión Internacional, dan una clara distinción entre las dos. El infierno es el lugar permanente y final de juicio para los perdidos. El Hades es un lugar temporal.
Nuestro Señor rindió Su espíritu al Padre, murió, y en algún momento entre la muerte y la resurrección, visitó la esfera de la muerte en donde pronunció un mensaje a los seres espirituales (probablemente ángeles caídos; vea Judas 6) quienes fueron de alguna manera relacionados al período anterior al diluvio en el tiempo de Noé. El versículo 20 pone esto en claro. Pedro no nos dijo lo que proclamó a estos espíritus encarcelados, pero este no podía ser un mensaje de redención, debido a que los ángeles no pueden ser salvos (Hebreos 2:16). Fue probablemente una declaración de victoria sobre Satanás y sus huestes (1ª Pedro 3:22; Colosenses 2:15). Efesios 4:8-10 también parece indicar que Cristo fue al “paraíso” (Lucas 16:20; 23:43) y llevó al cielo a todos aquellos que han creído en El previo a Su muerte. Este pasaje no da una gran cantidad de detalle acerca de lo que ocurrió, pero la mayoría de los estudiosos de la Biblia concuerdan en que eso es lo que quieren decir con “llevó cautiva la cautividad.”
Todo eso para decir que la Biblia no es enteramente clara acerca de lo que Dios hizo exactamente, los tres días entre Su muerte y resurrección. Parece, no obstante, que El estaba predicando victoria sobre los ángeles caídos y/o no creyentes. Lo que podemos saber con seguridad es que Jesús no estaba dando a la gente una segunda oportunidad para la salvación. La Biblia nos dice que nosotros nos vamos a enfrentar al juicio después de la muerte (Hebreos 9:27), no a una segunda oportunidad. En realidad, no hay una respuesta clara definitiva para lo que Jesús estaba haciendo en el tiempo entre Su muerte y resurrección. Talvez este es uno de los misterios que vamos a entender cuando alcancemos la gloria.
lunes, 10 de enero de 2011
¿Qué sucedió con el Arca de la Alianza?
Lo que sucedió con el Arca de la Alianza es una pregunta que ha fascinado por siglos a teólogos, estudiantes bíblicos, y arqueólogos. En el año 18 de su reinado, el rey Josías de Judá ordenó a los guardianes del Arca de la Alianza, que la regresaran al templo en Jerusalén (2 Crónicas 35:1-6; cmpr. 2 Reyes 23:21-23). Esa es la última vez que el Arca es mencionada en las Escrituras. Cuarenta años después, el rey Nabucodonosor de Babilonia capturó Jerusalén y saqueó el templo. Menos de 10 años después de eso regresó, tomó lo que quedaba en el templo y luego lo quemó junto con la ciudad hasta sus cimientos. Así que ¿qué sucedió con el Arca? ¿Fue tomada por Nabucodonosor? ¿Fue destruida junto con la ciudad? ¿O fue sacada y escondida antes que todo esto sucediera, como evidentemente sucedió en el caso de la invasión al templo efectuada por Sisac rey de Egipto, durante el reinado de Roboam, hijo de Salomón? (digo evidentemente, porque si no hubiera sido escondida de Sisac, y él hubiera conseguido llevársela como algunos creen – como ejemplo, ver la trama ideada para la película “Indiana Jones y los Cazadores del Arca Perdida” - ¿Cómo entonces hubiera sido posible que Josías pidiera a los Levitas que la regresaran tantos años después, si es que no la hubieran tenido en su poder?).
El libro no canónigo de 2 de Macabeos cuenta de Jeremías, que justo antes de la invasión de Babilonia, “… el profeta, advertido por un oráculo, mandó llevar con él la Carpa y el Arca, y cómo partió hacia la montaña donde Moisés había subido para contemplar la herencia de Dios. [ej. Mt. Nebo; cmpr. Deuteronomio 31:1-4]. Al llegar, Jeremías encontró una caverna: allí introdujo la Carpa, el Arca y el altar del incienso y clausuró la entrada.” (2:4-5) Sin embargo, “Algunos de sus acompañantes volvieron para poner señales en el camino, pero no pudieron encontrarlo. Y cuando Jeremías se enteró de esto, los reprendió, diciéndoles: "Ese lugar quedará ignorado hasta que Dios tenga misericordia de su pueblo y lo reúna. Entonces el Señor pondrá todo de manifiesto, y aparecerá la gloria del Señor y la nube, como apareció en tiempos de Moisés y cuando Salomón oró para que el Santuario fuera solemnemente consagrado." (2:6-8), No se sabe si este relato de segunda mano (ver 2:1) esté o no apegado a la verdad, pero si lo está, no lo sabremos hasta que el Señor regrese, y lo declare al final.
Otras teorías concernientes a la localización del Arca, incluyen a los rabinos Shlomo Goren y Yehuda Getz, quienes aseguran que está escondida bajo el Templo del Monte, habiendo sido enterrada ahí porque Nabucodonosor podía haberla robado. Desafortunadamente, el Templo del Monte es ahora la sede del Domo de la Roca, un lugar santo para el Islam, y la comunidad local musulmana, quien se rehusa a permitir que sea excavado para buscar el Arca. Así que no podemos saber si los Rabinos Goren y Getz están en lo cierto.
El explorador Vendyl Jones, entre otros, creen que un artefacto encontrado entre los Pergaminos del Mar Muerto, el enigmático “Rollo de Cobre” de la Cueva 3 de Qumrán, es en realidad el mapa de un tesoro que contiene algo así como un listado de lugares en los que fueron enterrados varios tesoros preciosos tomados del Templo antes de la llegada de los babilonios, encontrándose entre ellos el Arca perdida de la Alianza. Ya sea que esto sea o no verdad, falta por verse, porque aún nadie ha sido capaz de localizar todas las marcas geográficas necesarias descritas en el rollo. Es interesante que algunos expertos especulan que el Rollo de Cobre puede ser al que se refiere el relato registrado en 2 Macabeos 2:1 y 4, el cual describe a Jeremías escondiendo el Arca. Aunque esta es una especulación interesante, permanece sin sustentación.
El antes corresponsal del Este de África para “El Economista,” Graham Hancock, publicó en 1992 un libro titulado “The Sign and the Seal: The Quest for the Lost Ark of the Covenant,” (La Muestra y el sello: La búsqueda del arca perdida del pacto) en el cual él argumenta que el Arca ha sido guardada en la Iglesia de Santa María de Sion en Aksum, una antigua ciudad de Etiopía. El explorador Robert Cornuke del Instituto B.A.S.E. con base en Colorado, también cree que el Arca pueda estar ahora en Aksum. Sin embargo, aún nadie la ha encontrado ahí. Similarmente el arqueólogo Michael Sanders cree que el Arca está guardada en un antiguo templo egipcio en la villa israelita de Djaharya, pero aún le falta comprobar que se encuentre ahí.
Una dudosa tradición irlandesa, mantiene que el Arca está enterrada bajo la colina de Tara en Irlanda. Algunos estudiosos creen que esto es el origen de la leyenda irlandesa sobre “la olla de oro al final del arcoiris.” Aún más increíbles son las aseveraciones de Ron Wyatt y Croster, quienes aseguran haberla visto en el Monte Pisga, cerca del monte Nebo. Ambos hombres son tenidos en baja estima por la comunidad arqueológica, y ninguno de ellos ha sido capaz de sustentar sus increíbles aseveraciones con alguna evidencia.
Por último, el Arca permanece perdida para todos, excepto para Dios. Las interesantes teorías, como las aquí presentadas, han sido y continuarán siendo expuestas en cuanto a su posible localización, pero aún ninguna ha sido capaz de encontrarla. El escritor de 2 Macabeos muy bien pudo haber estado en lo correcto; tal vez no podamos averiguar lo que sucedió con el Arca perdida de la Alianza, hasta que el Señor Mismo regrese.
viernes, 7 de enero de 2011
¿Cuáles son las señales del fin de los tiempos?
Mateo 24:5-8 nos da importantes pistas para que podamos discernir la aproximación del fin de los tiempos, “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo; Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.” Un incremento en falsos Mesías, un incremento en guerras, un incremento en hambrunas, plagas y desastres naturales – estos acontecimientos son “señales” del fin de los tiempos. Aún en este pasaje, estamos siendo advertidos; no debemos dejarnos engañar (Mateo 24:4), porque estos eventos son solo el principio de los dolores de parto (Mateo 24:8), el fin está aún por venir (Mateo 24:6).
Muchos intérpretes señalan cada terremoto, cada agitación política, y cada ataque sobre Israel como una señal segura de que el fin de los tiempos se acerca rápidamente. Mientras que estos eventos son señales de que el fin de los tiempos se aproxima, no son necesariamente indicadores de que el final ha llegado. El apóstol Pablo advierte que en los últimos días habrá un marcado incremento de falsas enseñanzas. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.” (1 Timoteo 4:1). Los últimos días son descritos como “tiempos peligrosos” por el incremento en el carácter maligno del hombre y la gente que conscientemente “resistirán la verdad” (2 Timoteo 3:1-9; 4:3-4, ver también 2 Tesalonicenses 2:3).
Otras posibles señales incluyen la reconstrucción del templo judío en Jerusalén, un incremento en la hostilidad hacia Israel, y sucesos encaminados a un gobierno mundial. La señal más prominente del fin de los tiempos, sin embargo es la nación de Israel. En 1948, Israel fue reconocido como un estado soberano por primera vez desde el año 70 a.C. Dios prometió a Abraham que su descendencia poseería la tierra de Canaán como “heredad perpetua” (Génesis 17:8), y Ezequiel profetizó una resurrección física y espiritual de Israel (Ezequiel 37). El tener a Israel como nación en su propia tierra, es importante a la luz de la profecía del fin de los tiempos, por la prominencia de Israel dentro de la escatología (Daniel 10:14, 11:41; Apocalipsis 11:8).
Con estas señales en mente, podemos ser sabios y discernir al considerar la expectación del fin de los tiempos.
jueves, 6 de enero de 2011
¿Cuál es el origen del Martes Gordo y el Mardi Gras?
Mardi Gras, que es francés para "Martes Gordo", es el último día de una temporada llamada Carnaval y el día antes del Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma. Dependiendo de la localización, la temporada de Carnaval es de dos semanas de duración y se caracteriza por fiestas, festejos, bailes, disfraces, y el libertinaje en general. La temporada de carnaval suele ser celebrada por los países católicos del sur de Europa y América Latina.
Cómo el Mardi Gras se relaciona con la Cuaresma es el siguiente. La Cuaresma es un tiempo de ayuno, penitencia y preparación para la Pascua. Los cristianos que observan la Cuaresma generalmente lo hacen con la abstinencia de ciertos alimentos o actividades que disfrutan, con el expreso propósito de enfocar su tiempo en la oración, la penitencia y la limosna. También existe el ayuno prescrito durante la Cuaresma. Ya que el Carnaval conduce a la Cuaresma, puede ser visto justamente como la indulgencia antes del ayuno. Piense en ello como un último "atracón" antes de renunciar a algo por 40 días.
¿Qué dice la Biblia acerca de todo esto? No hay nada en la Biblia que sugiere de forma explícita o implícita la idea de que los primeros cristianos observaron la Cuaresma o el Carnaval. Primero veamos al carnaval un poco más de cerca. Nos sería muy difícil encontrar apoyo bíblico para cualquier tipo de indulgencia carnal, como se practica durante el Carnaval, especialmente en el Martes Gordo. La Biblia prohíbe expresamente la embriaguez, la fornicación sexual, y el libertinaje de todo tipo. El mejor versículo para esto se puede encontrar en Romanos 13:13-14, " Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." Se nos exhorta a ser sobrios y alertas, no participando en el libertinaje. La idea de un atracón de actividades pecaminosas antes de un tiempo de consagración al Señor, es completamente ridícula y totalmente antibíblica.
miércoles, 5 de enero de 2011
¿Qué es la Gran Comisión?
Es interesante que en el original griego, el único mandamiento específico en Mateo 28:19-20 sea “id” y “haced discípulos.” La Gran Comisión nos ordena hacer discípulos a nuestro paso por el mundo y mientras nos ocupamos de nuestras diarias actividades. ¿Cómo vamos a hacer discípulos? Bautizándolos y enseñándoles todo lo que Jesús ordenó. “Id,” y “haced discípulos” son los mandatos de la Gran Comisión, “Bautizándolos” y “enseñándoles” son los medios por los cuales cumplimos con el aspecto de “haced discípulos” de la Gran Comisión.
Muchos entienden Hechos 1:8 como parte también de la Gran Comisión, “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” La Gran Comisión es habilitada por el poder del Espíritu Santo. Nosotros debemos ser los testigos de Cristo, cumpliendo la Gran comisión en nuestras ciudades (Jerusalén), en nuestros estados y países (Judea y Samaria), y en cualquier otro lugar donde Dios nos envíe (hasta lo último de la tierra).
martes, 4 de enero de 2011
¿Qué le sucede a la gente que nunca tienen oportunidad de oír acerca de Jesús?
Toda la gente es responsable ante Dios, ya sea que hayan o no “escuchado acerca de ÉL” La Biblia nos dice que Dios se ha revelado claramente a Sí mismo en la naturaleza (Romanos 1:20) y en el corazón de la gente (Eclesiastés 3:11). El problema es que la raza humana es pecadora; todos nosotros rechazamos este conocimiento de Dios y nos rebelamos contra Él (Romanos 1:21-23). Aparte de la gracia de Dios, Dios nos concedió, sobre los pecaminosos deseos de nuestro corazón, la visión de descubrir lo inútil y miserable que es nuestra vida apartados de Él. Esto lo hace para aquellos que lo rechazan (Romanos 1:24.32).
En realidad no es que algunas personas no hayan escuchado acerca de Dios. Más bien, el problema es que ellos han rechazado lo que han oído y lo que es fácilmente apreciado de Su obra en la naturaleza. Deuteronomio 4:29 proclama: “Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma.” Este texto enseña un importante principio: quienquiera que realmente busque a Dios, lo hallará. Si una persona verdaderamente desea conocer a Dios, Dios mismo se dará a conocer.
El problema es que, “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.” (Romanos 3:11) La gente rechaza el conocimiento de Dios que está presente en la naturaleza y en su propio corazón, y en lugar de ello, deciden adorar un “dios” de su propia creación. Es necio discutir sobre la justicia de Dios que envía a alguien al infierno porque nunca tuvo la oportunidad de escuchar el Evangelio de Jesucristo. La gente es responsable ante Dios por lo que Dios ya se ha revelado a ellos. La Biblia dice que la gente rechaza este conocimiento, y por lo tanto, Dios es justo al condenarlos al infierno.
Si asumimos que aquellos que nunca han escuchado el Evangelio son merecedores de la misericordia de Dios, nos metemos en un terrible problema. Si la gente que nunca escuchó el evangelio es salva... deberíamos asegurarnos de que nadie, jamás escuche el Evangelio. La peor cosa que podríamos hacer, sería compartirle el Evangelio a una persona y hacer que él o ella lo rechacen. Si eso sucediera, ellos serían condenados. La gente que no escucha el Evangelio debe ser condenada, si no, no habría motivo para el evangelismo. Si fuera de otra manera, ¿Por qué correr el riesgo de que la gente posiblemente rechace el Evangelio y se condene a sí misma – cuando ellos serían previamente salvos porque nunca escucharon el Evangelio?
lunes, 3 de enero de 2011
¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo?
El bautismo del Espíritu Santo puede se definido como la obra mediante la cual el Espíritu de Dios coloca al creyente en unión con Cristo y en unión con otros creyentes en el Cuerpo de Cristo al momento de la salvación. 1 Corintios 12:12-13 y Romanos 6:1-4 son los pasajes centrales en la Biblia donde encontramos esta doctrina. 1 Corintios 12:13 dice, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.” Romanos 6:1-4 dice: “¿Qué pues diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿Cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Aunque Romanos 6 no menciona específicamente el Espíritu de Dios, sí describe a los creyentes posicionalmente delante de Dios y 1 Corintios 12 nos dice cómo sucede esto.
Son necesarios tres factores para buscar lo que nos ayude a concretar nuestra comprensión del bautismo del Espíritu. Primero, 1 Corintios 12:13 dice claramente que todos hemos sido bautizados, así como también se nos dio a beber de un mismo Espíritu (la morada del Espíritu). Segundo, en ninguna parte de la Escritura se exhorta a los creyentes a ser bautizados con / en / por el Espíritu. Esto indica que todos los creyentes han experimentado este ministerio. Por último, Efesios 4:5 parece referirse al bautismo del Espíritu. Si este es el caso, el bautismo del Espíritu es una realidad en cada creyente, al igual que lo son “una fe” y “un Padre.”
En conclusión, el bautismo del Espíritu Santo hace dos cosas, (1) nos une al Cuerpo de Cristo, y (2) realiza nuestra co-crucifixión con Cristo. El estar en Su cuerpo significa que somos resucitados con Él a una vida nueva (Romanos 6:4) Debemos entonces ejercitar nuestros dones espirituales para mantener funcionando ese cuerpo apropiadamente como se nos dice en el contexto de 1 Corintios 12:13. El experimentar el bautismo de un mismo Espíritu sirve como base para guardar la unidad en la iglesia, como está en el contexto de Efesios 4:5. Estando asociados con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección a través del Bautismo del Espíritu, establece las bases para estar concientes de nuestra separación del poder perseverante el pecado y nuestro caminar en una vida nueva (Romanos 6:1-10, Colosenses 2:12).